Violencia obstétrica


                                                                                    ¿Qué se entiende por violencia obstétrica?


El término violencia obstétrica hace referencia a la violencia que reciben las mujeres, por parte del equipo médico, en los procesos reproductivos, poniendo en riesgo el bienestar biopsicosocial (entendido como la salud de las personas a partir de la integración de los factores biológicos, psicológicos y sociales) de madres y bebés mediante el trato deshumanizado, el exceso de medicación o la patologización de aquellos procesos naturales. Esto se puede entender cómo una pérdida de la autonomía de las madres y su capacidad para tomar decisiones sobre sus cuerpos.


Dentro de las técnicas o actuaciones que son consideradas como violencia obstétrica, se pueden encontrar la episiotomía rutinaria ( incisión o corte que se hace en el perineo), el contacto directo realizado por más de una persona, los fórceps (utilizados para mover al bebé, pudiendo crear lesiones tanto para la madre como para el bebé) , la cesárea sin justificación médica (pudiendo crear heridas emocionales), la maniobra de Kristeller (utilizada para hacer salir al bebé con mayor rapidez realizada empujando con los puños la parte superior del útero haciendo coincidir esta con la contracción y el empuje de la madre).

Además de estas técnicas también se tiene que tener en cuenta la postura en la que en la mayoría de casos se da a luz en el llamado potro o mesa de parto. Por naturaleza, el parto debería ser vertical y no horizontal, dado que en función de las características anatómicas del aparato reproductor femenino, esta sería la forma más adecuada para procurar la máxima comodidad de la madre y del bebé.

Entonces, ¿Por qué la mayoría de partos son en posición horizontal? A pesar de las numerosas mejoras o innovaciones en dichas mesas de parto, estas no dejan de ser un método para controlar lo que se pueden llamar los instintos de las mujeres y para facilitarle el trabajo al encargado o encargada de llevar el parto. Esto quiere decir que prevalece o tiene mayor importancia la comodidad del equipo médico frente al de las madres.

¿Se debe permitir estas situaciones?

Obviamente estas actuaciones por parte del personal sanitario encargado de llevar a cabo no se pueden seguir permitiendo, poniendo en riesgo en ocasiones tanto la vida del bebé que viene en camino como la de la madre, y el malestar creado en la mayoría de ocasiones. En muchas ocasiones ni el equipo médico ni las propias mujeres saben que están pasando por un proceso de violencia obstétrica.

¿Por qué sucede esto? Por rutina, por acomodación, por qué es lo que se ha hecho desde siempre y muy poca gente se ha llegado a plantear. Evidentemente, esto no justifica ningún tipo de violencia, por eso se debe luchar, y más desde nuestras futuras profesiones, para que estas prácticas se acaben y se lleven a cabo otras basadas en el respeto hacia las mujeres, los bebés y sus procesos naturales de reproducción.


En España existen leyes que supuestamente protegen frente a estas situaciones, pero llevado a la práctica estas se siguen cometiendo, de hecho, en marzo de este año fue la primera vez que desde la ONU un tribunal condenó a un hospital por la denuncia de una mujer. Para erradicarlo, la mentalidad de las personas implicadas debe cambiar, concienciarse de cuáles son las buenas técnicas y estudiar y trabajar para aplicarlas.




¿Qué pueden hacer los educadores sociales en este aspecto?

Desde nuestra propia experiencia, no hemos oído hablar de las posibilidades de nuestro futuro laboral en el ámbito sanitario, pero hemos estado investigando y por eso hemos descubierto que desde un punto de vista teórico, la función del educador social en el ámbito sanitario se puede dividir en tres ramas, las cuales son: La prevención y promoción de la salud (entendida como elaboración, planificación, coordinación y atención en recursos sociales para mejorar el entorno sanitario), la actividad intrahospitalaria (basado en el asesoramiento, animación sociocultural, accesibilidad…), y la actividad extrahospitalaria (entendido como actividades socioeducativas).

Además de estas importantes tareas, el trabajo del educador social debe contribuir a inculcar la buena forma de dar a luz, mediante la impartición de cursos de formación a las futuras madres, a través de los cuales sepan cuáles son sus derechos y cómo deben ser tratadas. Asimismo, también pueden contribuir a la concienciación y actualización de los médicos y demás personal sanitario para que esta violencia obstétrica se erradique.




Comentarios

Entradas populares de este blog

Violencia simbólica

Presentación